En los últimos 2 años ha ocurrido un fenómeno interesante en el mundo de la fotografía digital.
En primer lugar el iPhone se ha convertido en la cámara principal por dos razones importantes:
- La cámara es simplemente fenomenal. Es tan buena o mejor que muchas cámaras 'Point and Shoot' o cámaras digitales comunes y corrientes ('pishmicas' dice mi instructor de fotografía).
- Lo tenemos con nosotros todo el tiempo. Nadie deja su iPhone en casa. Todos lo andamos llevando a donde sea que vayamos. Y obviamente para qué vamos a llevar otra cámara digital si la calidad va a ser igual o mejor.
Pero a pesar de estas dos importantes razones, existen ocasiones en donde queremos tener una cámara más avanzada. Que tenga un sensor más grande y que pueda acomodar diferentes lentes para obtener diferentes efectos y resultados.
Esas cámaras son las cámaras DSLR (Digital Single-Lens Reflex). En nuestro medio suele llamárseles cámaras profesionales, lo cual en realidad es un término muy ambiguo y nada descriptivo. Estas cámaras tienen un cuerpo mayor al de un iPhone por lo que tienen un sensor digital más grande y están diseñadas para utilizar diferentes lentes desde lentes muy simples y pequeños hasta lentes realmente sofisticados y de gran longitud.
El fenómeno que mencionamos entonces es que o usas un iPhone para tus fotos del día a día o utilizas una cámara más sofisticada para tomar fotos. Las cámaras digitales comunes de apuntar y disparar poco a poco se van quedando como artefactos obsoletos. En un futuro cercano nuestros teléfonos serán capaces de tomar aún mejores fotos, pero nunca podrán ser tan buenos como una cámara DSLR. Por lo tanto según vemos la tendencia actual, tendremos únicamente dos dispositivos para fotos: Teléfono y cámara DSLR. Sólo debemos esperar a que las cámaras DSLR bajen de precio pues hoy por hoy no son tan accesibles como quisiéramos.